El contexto en el que vivimos nos obliga por momentos a sumergirnos en una especie de burbuja individual donde reinan sentimientos y emociones que giran en forma cíclica según los dictados del corazón, y si de algo estamos absolutamente seguros es que ORION ha creado la burbuja perfecta para los tiempos que vivimos. Ante un panorama de absoluta desolación y angustia, “THE LIGHTBRINGERS” ha llegado para devolvernos la alegría de vivir y las ganas de continuar. La introducción de este disco con “The Tumult Of My Heart” es una odisea de sonidos que se inmolan por si mismos en una congregación de detalles que alumbran los sentidos de principio a fin, y aunque su mensaje es algo “tumultuoso”, no deja de ser una luz de esperanza, frases como “Every Horizon Brings A New Saviour” nos recuerdan que podemos perder una batalla, pero eso no significa haber perdido la guerra. Quizas una de las piezas menos esperadas por los fans sea “The Ghost Among Us”, una canción que nos encierra en una extrema delicadeza auditiva casi adictiva, es aquí donde el viaje comienza a tomar sentido, donde empezamos a cuestionarnos el rumbo de este viaje, pero que sin embargo, disfrutamos con inmensa humildad. Con un estribillo que nos enamora por la progresión de sus notas, esta pieza de gran calibre emocional llega a tocar hasta lo mas profundo del corazón y nos recuerda de que estamos hechos al final del día. El comienzo y el final de este segundo track suenan casi como un bello cortometraje sin imágenes, y a decir verdad, estas imágenes no son necesarias, la música es el faro que guía. Las reformas energéticas son necesarias en casi cada aspecto de la vida, y esta banda lo sabe a la perfección, es por eso que el track numero 3 “This Sickness” llega para revolucionar el ambiente lineal y armónico que venían manteniendo, pero el secreto de esta interrupción esta en su letra, esa es su razón de ser y existir, debemos aprender a escuchar no solo con nuestro oído sino tambien con el resto de nuestros sentidos. “When There’s Nothing In My Life, I’ll Take What Isn’t Real, This Sickness Will Be My Cure, This Poison Will Be My Shield”, un estribillo que quedara guardado en la memoria de cada uno de nosotros casi como un mantra para recordarnos que la vida no es mas que un sinfín de subidas y bajadas, pero que aun asi, la felicidad no es inalcanzable. Sin embargo, el momento mas inesperado y colorido del viaje, por no decir mi favorito, empieza con el track numero 4 titulado “As Best We Can”, una canción de tintes modernos pero no por eso menos admirable, pues sus secciones deliberadamente cuidadas hacen de esta pieza un momento de increíble benevolencia y tranquilidad, la estructura de esta hermosa balada es liderada por una guitarra acústica con una presencia casi divina y llena de bellos matices. Es al final de esta preciosa composición que llegamos al inicio de la segunda parte del viaje con un magnifico y mágico interludio con elementos de todo tamaño, forma y color llamado “Sparks”, en el mismo cada instrumento brilla de manera espectacular provocando un cimbrón de proporciones colosales. Sin duda “The Scattering Stars” es una de las sorpresas de este disco, con un detalle orquestal que se confunde excepcionalmente con un sintetizador, realzando asi la paranoia provocada por las melodías eclécticas de este disco. El track numero 7 titulado “The Falling Heavens” lo dejaremos como una sorpresa, asi que no haremos mención al mismo esta vez. El ciclo concluye con una pieza de exactamente 10:10 minutos, en la misma no solo encontramos el titulo de este preciado trabajo sino tambien su razón de ser. Esta épica pieza contiene todos los elementos presentes en el resto de tracks que componen este album, es entonces que debemos plantear lo siguiente: EL MAYOR PROBLEMA DE ESTE DISCO es que tiene un final. Es un viaje de absoluta magnificencia y creatividad, un recorrido por un paisaje de emociones diversas y catatónicas. Este album es mas que solo un disco, es una lección de vida, es una moraleja perfecta para el oyente.