No es usual que bandas como Alcest se eleven por encima de los estándares que conocemos, pues su naturaleza significativa se encuentra en lo orgánico, aquello que es completamente simple pero arriesgado al mismo tiempo. Este nuevo album nos invita a explorar tierras desconocidas, senderos donde la magia y lo atemporal se hacen presentes mediante la alternancia de melodías que a simple vista parecen contener un lenguaje individualista, pero el hilo conductor de todas ellas parece ser un factor tan sutil que se esconde entre las notas. Aunque poco comunes, este tipo de composiciones nos recuerdan la belleza de lo etéreo, la simpleza de lo complejo, nos enseña que a veces menos es mas, y nos revela la el por que de la existencia de algo tan abstracto como es la música. Una vez mas, Alcest demuestra que su encanto esta lejos de apagarse, los colores que se asoman a través de sus compases son la prueba irrefutable de que su camino recién comienza.

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